Este juego, de inspiración Pikler-Waldorf, muestra lo beneficioso que es el balanceo para el desarrollo de una criatura: acorde con los principios de Emmi Pikler, contribuye a estimular el sistema vestibular (equilibrio) y trabajar la sensación de propiocepción de un niño (la conciencia de estar en el cuerpo físico).
Sabemos lo importante que es el equilibrio para el desarrollo del cerebro de las criaturas, y el balancín es un material realmente beneficioso, incluso terapéutico para ciertos casos.
En su versión en colores, estimula la percepción sensorial, un principio muy importante en la pedagogía Waldorf. Con su estética multicolor tan atractiva, el balancín deslumbra como un arcoíris y enciende el brillo en los ojos de niños y niñas.
Es un juego genial, con múltiples posibilidades: su forma curva invita a mecerse en su interior, puede ser una hamaca para descansar o disfrutar del divertido balanceo.También puede ser una camita para muñecos, una guarida genial, con la que jugar a la escondida.
¡Seguro que hay muchas más ideas para usar el balancín arcoíris!